Frecuencia y predictores tempranos del deterioro cognitivo en la esclerosis lateral amiotrófica: un estudio longitudinal de base poblacional

05/05/2025 7:54:17

Ref.:  https://doi.org/10.1002/ana.27194

El objetivo de este estudio fue evaluar la evolución cognitiva y conductual en pacientes con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y determinar predictores tempranos de estos cambios.

Para ello, se realizó un seguimiento a 161 pacientes con ELA, lo cuales fueron evaluados con pruebas cognitivas y de comportamiento en el momento del diagnóstico (T0). Luego, 107 de estos pacientes fueron reevaluados un año después (T1). Además, todos los participantes se sometieron a secuenciación del genoma completo, y un subconjunto de 46 pacientes sin deterioro cognitivo (ALS-CN) también fue analizado mediante tomografía por emisión de positrones con fluorodesoxiglucosa ([18F]FDG-PET), una técnica de imagen que mide el metabolismo cerebral.

De las 107 personas reevaluadas en T1, aquellos que no pudieron ser reexaminados, 10 padecían demencia frontotemporal (DFT) y 44 ya no eran evaluables o habían fallecido. En la evaluación inicial (T0), 67 pacientes (62.6%) fueron clasificados como ALS-CN, es decir, sin deterioro cognitivo significativo, mientras que 40 pacientes (38.4%) mostraron algún grado de afectación cognitiva o conductual.

Tras un año de seguimiento, 18 pacientes del grupo ALS-CN (26.9%) mostraron deterioro cognitivo. Estos pacientes, denominados "fenoconversores", ya presentaban al inicio del estudio puntuaciones más bajas en pruebas de fluidez verbal, como la prueba de fluidez con letras (FAS) (p < 0.001) y la prueba de fluidez verbal del Edinburgh Cognitive and Behavioral ALS Screen (ECAS) (p = 0.017). Ambas pruebas fueron predictores independientes de la conversión a deterioro cognitivo según análisis estadísticos, con valores de corte óptimos de 28.75 para FAS y 14.2 para ECAS, que ofrecieron buena sensibilidad y especificidad para detectar este cambio.

Otros factores que aumentaban el riesgo de deterioro cognitivo incluían una mayor edad, menor nivel educativo y la presencia de variantes genéticas asociadas a la ELA. Además, los pacientes “fenoconversores” mostraron hipometabolismo en el lóbulo temporal izquierdo, es decir, una menor actividad en esta región del cerebro, lo que sugiere un posible marcador temprano de deterioro.

Por otro lado, 13 de los 40 pacientes que ya tenían deterioro cognitivo en T0 (32.5%) mostraron un agravamiento de su condición en T1. De nuevo, las puntuaciones en las pruebas FAS (p = 0.02) y ECAS (p = 0.023) predijeron qué pacientes tenían más probabilidades sufrir deterioro.

En conclusión, alrededor del 30% de los pacientes con ELA experimentan un deterioro cognitivo o conductual en el primer año tras el diagnóstico. Las pruebas de fluidez verbal (FAS y ECAS) fueron herramientas predictivas clave para detectar este deterioro temprano.

El deterioro cognitivo y conductual en la ELA tiene un impacto significativo en la progresión de la enfermedad y en la calidad de vida tanto de los pacientes como de sus cuidadores. Por esta razón, es fundamental realizar evaluaciones cognitivas periódicas, especialmente en el manejo de la atención al final de la vida.

Aún es necesario investigar más sobre otros posibles predictores del deterioro cognitivo, pero estos hallazgos resaltan el papel clave de la fluidez fonémica. No solo es un indicador temprano del deterioro cognitivo, sino que también puede ayudar a predecir la progresión de los síntomas cognitivos a lo largo de la enfermedad.