Relación entre el sueño y la ELA-DFT

31/03/2025 7:32:20

Ref.:   https://doi.org/10.1016/j.cell.2024.11.027

https://doi.org/10.1093/brain/awae288

https://doi.org/10.1016/j.neures.2017.11.001

https://www.tandfonline.com/doi/epdf/10.1080/21678421.2024.2403293?     needAccess=true (C42, SESIÓN 4B EPIDEMIOLOGÍA)

Una de las características principales de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es la acumulación de proteínas mal plegadas en el sistema nervioso. Recientemente, se ha identificado el sistema glinfático como un posible objetivo terapéutico para eliminar estas proteínas y reducir su impacto en la enfermedad.

El sistema glinfático es un mecanismo de limpieza del cerebro que utiliza el líquido cefalorraquídeo (LCR) para eliminar toxinas y productos de desecho. Este proceso ocurre principalmente durante el sueño profundo, cuando el cerebro entra en un estado que permite la expansión de los espacios entre las células, facilitando el flujo del LCR y la eliminación de toxinas.

Un estudio con casi 400.000 personas en el Reino Unido encontró que los trastornos del sueño aumentan significativamente el riesgo de padecer ELA y DFT. En particular, dormir menos de 5 horas por noche duplica el riesgo de desarrollar ELA. Dormir en exceso (más de 8 horas) también parece estar relacionado con un mayor riesgo de demencia frontotemporal. Esto sugiere que una buena calidad del sueño podría ser un factor importante para reducir el riesgo de estas enfermedades o para ayudar en su manejo.

Otro estudio realizado en el marco del Canadian ALS Neuroimaging Consortium analizó la función del sistema glinfático en personas con ELA y esclerosis lateral primaria (ELP), otro trastorno del espectro de enfermedades de la motoneurona. Utilizando una técnica llamada DTI-ALPS, que permite medir el funcionamiento del sistema glinfático, se evaluó a 45 participantes en tres momentos diferentes, con 4 meses de diferencia entre cada medición.

Los resultados mostraron que las personas con ELA tenían una menor actividad glinfática en comparación con los participantes sanos y aquellos con ELP, y esta disminución se mantenía a lo largo del tiempo. Aunque no se encontraron asociaciones claras con factores clínicos como la edad o la gravedad de la enfermedad, se observó una tendencia a que la función glinfática se redujera con la edad. Esto sugiere que las alteraciones en este sistema podrían jugar un papel importante en la progresión de la enfermedad.

El flujo del sistema glinfático depende del movimiento de los vasos sanguíneos, impulsado por el sistema cardiovascular y el sistema respiratorio, sistemas que pueden verse afectados desde las primeras etapas de la enfermedad. Además, la presión arterial juega un papel importante en este proceso, ya que las pulsaciones de las arterias ayudan a bombear el LCR a través del cerebro. Investigaciones han demostrado que alteraciones en la presión arterial pueden afectar la eficiencia del sistema glinfático, lo que podría contribuir a una menor eliminación de toxinas en personas con ELA.

Además, una proteína llamada aquaporina-4 (AQP4), clave para el funcionamiento del sistema glinfático, se ha encontrado en mayores cantidades en modelos experimentales de ELA, lo que podría ser un intento del cuerpo por compensar la disfunción de este sistema.

Por otro lado, el uso de ciertos fármacos para dormir, como el zolpidem, ha mostrado efectos negativos en la función glinfática. Estudios han demostrado que este tipo de medicación puede suprimir las oscilaciones de noradrenalina y reducir el flujo glinfático, lo que afectaría la capacidad del cerebro para eliminar toxinas durante el sueño. Esto resalta la importancia de evaluar cuidadosamente el uso de somníferos en personas con ELA y considerar otras estrategias para mejorar la calidad del sueño sin comprometer la función glinfática.

En conclusión, está confirmado que la función glinfática está reducida en personas con ELA en comparación con otros trastornos de la motoneurona, lo que refuerza la importancia de seguir investigando este sistema. Comprender mejor esta relación no solo podría ayudar a identificar nuevas estrategias terapéuticas, sino que también podría abrir la puerta al uso de marcadores biológicos para el diagnóstico y la evolución de la enfermedad.

Dado que la función glinfática puede mejorarse con hábitos saludables como un buen descanso nocturno y el control de la presión arterial, estas investigaciones sugieren que optimizar la calidad del sueño podría ser una estrategia prometedora para las personas con ELA.